El Gran Premio de Abu Dabi marca el cierre de una temporada de elevadas temperaturas y estrategias impredecibles en la Fórmula 1. Como suele suceder en el espectacular circuito de Yas Marina, la emoción no se limita al domingo, sino que comienza mucho antes, con las sesiones de entrenamientos del viernes que dejan entrever las estrategias, problemas y mejoras de cada escudería de cara a la última batalla del año. En esta edición, la acción del viernes dejó varios puntos clave que auguran una carrera vibrante y cargada de dramatismo en el emirato.
Las condiciones particulares de Abu Dabi siempre representan un desafío único para los equipos. El trabajo de puesta a punto se complica debido a los cambios bruscos de temperatura entre las sesiones diurnas y nocturnas. Durante los primeros entrenamientos libres vimos a las escuderías experimentar con diversas configuraciones de suspensiones, alerones y neumáticos, buscando un equilibrio perfecto entre velocidad punta y estabilidad en las curvas reviradas del tercer sector. Equipos como Red Bull y Ferrari volvieron a destacarse por su ritmo consistente, aunque Mercedes y McLaren parecen haber preparado sorpresas importantes para el gran final.
Las evaluaciones de tandas largas y cortas revelaron que el rendimiento de los neumáticos será un factor determinante para la carrera. La degradación, aunque menor que en otras pistas, podría resultar crucial debido al asfalto abrasivo y las altas temperaturas iniciales. Es aquí donde la estrategia de paradas entra en juego, con varios equipos considerando incluso arriesgarse con una única detención para tratar de sorprender y ganar posiciones en boxes.
Uno de los focos principales de la jornada fue el impecable rendimiento de Max Verstappen, quien lideró las tablas de tiempos en la segunda práctica y demostró que el RB19 sigue siendo la referencia en todas las condiciones. Sin embargo, no fue un viernes libre de problemas para Red Bull, ya que Sergio Pérez experimentó dificultades con el equilibrio del coche en las curvas media y lenta. A pesar de ello, desde Milton Keynes confían en encontrar la configuración ideal durante la noche, gracias al trabajo constante de sus ingenieros de simulación.
Ferrari, por su parte, deslumbró con el ritmo de Charles Leclerc y Carlos Sainz en simulación de clasificación, consiguiendo registros muy cercanos a los de Red Bull. Los italianos se mostraron optimistas de cara a la posibilidad de cerrar la temporada con otra victoria, confirmando que las últimas actualizaciones del SF-23 han dado el efecto esperado. Mercedes, aunque algo más rezagados en las tablas de tiempos, enfocaron sus esfuerzos en el análisis del comportamiento de los neumáticos y las largas tandas, con la esperanza de poder sorprender a sus rivales el domingo mediante una estrategia creativa.
McLaren continúa consolidando su impresionante progreso en la segunda mitad del campeonato. Tanto Lando Norris como Oscar Piastri rodaron con confianza, demostrando que la escudería de Woking ha dado un paso adelante en la gestión de degradación de neumáticos. En el box británico, la moral es alta y no descartan terminar la temporada con un podio, especialmente si logran aprovechar cualquier error de los equipos punteros o incidentes en la salida.
Por detrás, Aston Martin y Alpine tuvieron un viernes de contrastes. Alonso y Stroll manifestaron cierto optimismo tras probar novedades aerodinámicas, pero la sensación general es que les tocará luchar duro en el pelotón medio para arañar puntos valiosos. Yuki Tsunoda y Daniel Ricciardo, con AlphaTauri, también destacaron en las primeras vueltas rápidas, consolidando la positiva evolución del monoplaza japonés.
Con todo lo observado este viernes, la expectativa está al rojo vivo para la clasificación. Yas Marina nos tiene acostumbrados a finales apoteósicos y, si bien Verstappen arranca como favorito, las brechas se han estrechado y hay margen para la sorpresa. La última cita del año promete emociones fuertes, maniobras al límite y la promesa de una estratégica última danza nocturna bajo las luces de Abu Dabi.