La Scuderia Ferrari afronta con optimismo el espectacular desafío del Gran Premio de Las Vegas tras las dos primeras sesiones de entrenamientos libres. El nuevo circuito urbano en pleno corazón de la ciudad más famosa del estado de Nevada sorprendió tanto a pilotos como a equipos, debutando con una pista poco adherente y temperaturas muy frías, condiciones poco habituales en el mundial de Fórmula 1. Sin embargo, Ferrari ha conseguido adaptarse con rapidez, mostrando ritmo desde el primer momento y dejando claro que no están en desventaja respecto a sus rivales más directos.
Carlos Sainz y Charles Leclerc destacaron en ambas tandas del viernes, manteniéndose en las posiciones de cabeza y demostrando confianza al volante de sus SF-23. El equipo de Maranello, que busca cerrar la temporada lo más arriba posible tanto en el campeonato de constructores como en el de pilotos, ha entendido bien las exigencias del trazado estadounidense, caracterizado por sus largas rectas y frenadas pronunciadas. El comportamiento del Ferrari en el grip bajo permitió a Sainz y Leclerc explorar los límites sin mayores sobresaltos, una señal positiva de cara a la clasificación y carrera.
Uno de los aspectos técnicos más interesantes fue la gestión de los neumáticos. Debido a las bajas temperaturas y el asfalto nuevo, encontrar el rango térmico adecuado para los neumáticos resultó crucial. Ferrari logró sacar provecho de una correcta gestión, minimizando el ‘graining’ y manteniendo rendimiento en stint largos. Directivos del equipo señalaron que Las Vegas exige una puesta a punto diferente, obligando a una adaptación constante con el paso de las sesiones.
La actitud del equipo italiano tras el viernes es de cauteloso optimismo. Según declaraciones internas, la escudería “no se encuentra en mala posición” y confían en poder luchar por los puestos de honor, especialmente si logran optimizar sus tandas de clasificación. Tanto Sainz como Leclerc han coincidido en que el monoplaza se comporta de forma predecible, algo que no siempre ha sido habitual este año, lo que incrementa las esperanzas de un buen resultado en el estreno de Las Vegas.
El regreso de la Fórmula 1 a un escenario tan icónico como Las Vegas ha supuesto una motivación adicional para todo el paddock. La adaptación al espectáculo estadounidense, con horarios inusuales y un ambiente vibrante, forma parte del reto para los equipos. Ferrari, fiel a su tradición y prestigio, quiere dejar huella en esta cita histórica y seguir acercándose a sus objetivos de final de temporada, en la que aspiran a consolidar la segunda posición en el campeonato de constructores y darle a sus pilotos la oportunidad de brillar bajo las luces del “Strip”.
De cara al resto del fin de semana, la incertidumbre meteorológica continuará siendo un factor clave, así como la evolución de la pista, que irá mejorando vuelta tras vuelta conforme se acumule goma. La estrategia jugará un papel fundamental en la carrera del sábado por la noche, y Ferrari sabe que cualquier error, por mínimo que sea, puede costar caro en un Gran Premio donde se esperan alternativas y sorpresas.
Los aficionados de la escudería del Cavallino Rampante tienen motivos para ilusionarse: la puesta a punto, la confianza de sus pilotos y la rápida adaptación a un entorno desconocido auguran un espectáculo apasionante bajo los neones de Las Vegas. Ferrari quiere despedir la temporada estadounidense con el rugido de sus motores en lo más alto del podio, y todo está listo para que la gran cita del desierto se convierta en uno de los momentos destacados del Mundial 2023.
