El Gran Premio de México de Fórmula 1 de 2023 dejó tras de sí multitud de detalles para analizar, no solo por la actuación de los favoritos, sino por la destacada evolución que mostró Oscar Piastri al volante de su McLaren. El joven piloto australiano, en su temporada de debut, sigue consolidándose como una de las mayores promesas del paddock y su desempeño en el autódromo Hermanos Rodríguez ha dado mucho que hablar tanto por su ritmo como por la gestión de carrera que mostró, en una pista tradicionalmente complicada para los debutantes.
La altitud del trazado mexicano, que supera los 2200 metros sobre el nivel del mar, plantea retos únicos a pilotos y equipos: la pérdida de carga aerodinámica, la refrigeración comprometida y la degradación de neumáticos suelen ser factores decisivos. Para Piastri, el fin de semana comenzó con algunos obstáculos durante las sesiones libres. Tanto él como su equipo tuvieron dificultades para encontrar el balance adecuado, y el propio piloto australiano reconocía tras la clasificación que aún había mucho margen de mejora para el domingo.
Sin embargo, lo realmente interesante fue la manera en la que Piastri supo aprender y adaptarse a medida que avanzaba el fin de semana. Tanto en los meetings técnicos como en la interacción directa con los ingenieros, se evidenció una capacidad de análisis admirable. Optando por una configuración de menor carga aerodinámica, Piastri apostó a la velocidad punta en recta, sacrificando algo de estabilidad en las curvas lentas. Esta decisión terminó ampliando sus posibilidades durante el stint más largo de carrera.
Durante la prueba, Piastri demostró una gestión de neumáticos impresionante, especialmente en el segundo stint con el compuesto duro. Mientras otros pilotos del pelotón intermedio sufrían con la degradación, Oscar mantuvo ritmos competitivos y apenas tuvo caídas de vueltas, lo que le permitió retener posiciones frente a rivales de la talla de George Russell y Fernando Alonso. No sólo protegió su posición, sino que incluso se permitió atacar en algunos momentos a monoplazas teóricamente superiores en cuanto a ritmo de carrera.
Una clave fue la comunicación fluida con su ingeniero de pista, que permitió adaptar la estrategia sobre la marcha. Piastri supo cuándo exigirle al coche y cuándo contener su ímpetu para asegurar el rendimiento global. Además, resaltó su madurez fuera de la pista, reconociendo en todo momento las áreas de mejora y analizando a fondo las diferencias con Lando Norris, su experimentado compañero en McLaren.
Este tipo de aprendizajes resulta fundamental en un piloto de su perfil. La presión, la gestión de expectativas y la necesidad de progresar rápidamente se mezclan en un entorno como la Fórmula 1 actual. Pero Piastri está sabiendo digerir la información y capitalizar cada experiencia en la pista, como sucedió en México, donde no sólo sumó puntos valiosos para su equipo, sino que volvió a demostrar que el salto a la Fórmula 1 está más que justificado por sus actuaciones sólidas y calculadas.
Para McLaren, la evolución de su joven piloto es una excelente noticia, sobre todo pensando en la lucha por la cuarta posición del campeonato de constructores y en la proyección a futuro para 2024. Si Piastri sigue absorbiendo experiencia y traduciendo cada aprendizaje en resultados, no cabe duda de que estamos ante uno de los talentos más prometedores de la parrilla. El paddock ya toma nota, y la afición de la Fórmula 1 disfruta viendo el surgimiento de una nueva estrella que, carrera a carrera, parece estar más cerca de los grandes nombres del automovilismo mundial.