La temporada 2024 de la Fórmula 1 sigue avanzando a paso firme, y el equipo Alpine se encuentra en una fase crucial de adaptaciones y ajustes tras un inicio complicado. Tanto Pierre Gasly, piloto titular, como el joven talento Franco Colapinto, quien recientemente se sumó al equipo en su programa de jóvenes pilotos, ya ponen la vista en el próximo Gran Premio de Azerbaiyán. La escudería francesa ha estado trabajando incansablemente para revertir una situación desafiante, especialmente luego de obtener resultados por debajo de las expectativas en las últimas carreras.
El pasado fin de semana volvió a evidenciar las áreas de mejora necesarias en la estructura de Alpine. Ambos pilotos reconocieron que las configuraciones y el rendimiento general del monoplaza aún están lejos del potencial esperado para esta campaña. Gasly, normalmente uno de los referentes en consistencia y rendimiento, ha manifestado abiertamente sus frustraciones con el auto, apuntando a la necesidad de una evolución significativa en las próximas fechas.
Colapinto, por su parte, sigue ganando experiencia en la estructura de Fórmula 1 mientras compite en la Fórmula 2 con el programa de desarrollo de Alpine. El joven argentino aprovechó la oportunidad de rodar con el equipo para destacar la importancia de la paciencia y el trabajo colectivo en un contexto de crecimiento técnico y mental dentro de la máxima categoría.

En la actualidad, el equipo Alpine lucha por encontrar la consistencia suficiente como para meterse de lleno en la pelea por puntos. Los retos, tanto en las sesiones de calificación como en la gestión de carrera, se han relacionado principalmente con dificultades en la configuración aerodinámica y una falta de potencia en comparación con sus competidores directos. Esta situación obliga tanto al departamento técnico como a los pilotos a exprimir cada aspecto del monoplaza y a buscar innovaciones estratégicas para recuperar terreno.
Carlos Sainz y Charles Leclerc han sido ejemplos de cómo un equipo puede recuperarse de momentos difíciles si asume riesgos y apuesta por desarrollos agresivos, algo de lo que Alpine quiere aprender para no perder el tren de la media tabla. El próximo desafío, el Gran Premio de Azerbaiyán en el circuito urbano de Bakú, será una prueba de fuego: sus largas rectas y curvas de baja velocidad ponen a prueba tanto la eficiencia aerodinámica como la potencia del motor Renault, áreas donde Alpine tiene margen de mejora.
La esperanza del equipo francés se apoya en la capacidad para introducir actualizaciones significativas, tanto en términos de paquete aerodinámico como de fiabilidad mecánica. En los garajes de Alpine la moral sigue siendo alta y la presión se percibe como un estímulo para evolucionar. Además, la férrea convicción de Laurent Rossi y Otmar Szafnauer, líderes del proyecto, es clave para dar confianza a Gasly y para allanar el camino de los nuevos talentos como Colapinto.
Con la emoción de la Fórmula 1 en cada cita y la promesa de nuevos desarrollos para las próximas carreras, los aficionados esperan ver a Alpine de vuelta al protagonismo. Bakú, por su naturaleza impredecible y posibilidad de sacar rédito de las oportunidades, podría ser el escenario en el que los franceses encuentren el punto de inflexión que tanto necesitan. Los amantes del deporte estarán atentos a cada movimiento del equipo galo, convencidos de que la F1 siempre ofrece segundas oportunidades para los más aguerridos.