La última edición del Gran Premio de Las Vegas de Fórmula 1 no solo dejó emociones en la pista, sino que también estuvo marcada por una controversia técnica que afectó notablemente a la escudería McLaren. Tanto Lando Norris como Oscar Piastri sufrieron descalificaciones técnicas durante la revisión posterior a la carrera, lo que ha generado un intenso debate dentro del paddock y entre los aficionados sobre las estrictas regulaciones de la FIA y los desafíos de competir en condiciones tan particulares como las que ofreció el revirado trazado de Las Vegas.
La clave del asunto radica en el desgaste excesivo del fondo plano (planchas de madera) que presentan todos los monoplazas y que son inspeccionadas cuidadosamente al final de cada Gran Premio. La normativa de la FIA establece un grosor mínimo para estas piezas, cuya función es asegurar que los coches no circulen demasiado cerca del asfalto, lo que podría beneficiar el rendimiento aerodinámico y comprometer la seguridad. Sin embargo, las peculiaridades del circuito callejero de Las Vegas, con sus baches y saltos en la zona de frenada, han puesto en jaque a varios equipos, entre ellos McLaren.
Andrea Stella, director del equipo, reconoció que el desgaste en la tabla del monoplaza fue inesperado y que los ingenieros ya han iniciado una exhaustiva investigación para determinar las causas exactas. La escudería británica había realizado simulaciones previas basadas en datos históricos de circuitos urbanos, pero el asfalto recién estrenado y las características únicas de Las Vegas engañaron a los sistemas de cálculo, resultando en una configuración demasiado agresiva en cuanto a la altura del coche.
Cabe destacar que la escasez de tiempo para realizar entrenamientos libres debido a los múltiples incidentes y problemas logísticos durante el fin de semana complicó aún más la tarea de los equipos para recopilar datos y ajustar las alturas de los coches. Esta circunstancia elevó el riesgo de incurrir en una infracción técnica, como finalmente sucedió. Stella admitió que los márgenes de error son ahora tan reducidos que un simple bache mal calculado puede desencadenar el desgaste por encima de los límites permitidos.
La presión sobre los ingenieros de McLaren es ahora máxima, ya que deben asegurar que este tipo de situaciones no vuelvan a repetirse en futuras citas del calendario, especialmente en circuitos urbanos o recién incorporados al mundial. El propio equipo ha confirmado que llevarán a cabo una profunda revisión de sus procedimientos y protocolos de simulación para anticiparse mejor a escenarios atípicos y minimizar el riesgo de descalificaciones.
Tal y como se ha comentado en otros equipos, las condiciones de Las Vegas también sorprendieron a escuderías como Ferrari y Mercedes, aunque solo McLaren y algún otro participante sufrieron sanciones de gravedad. Esto pone de manifiesto lo fina que es la línea entre el rendimiento óptimo y el cumplimiento estricto del reglamento técnico, y cómo un fin de semana atípico puede cambiar completamente el devenir de la competición.
A nivel de campeonato, la descalificación de Norris y Piastri supone un duro golpe para McLaren, que estaba en plena lucha por posiciones valiosas tanto en el mundial de constructores como de pilotos. Los puntos perdidos podrían tener consecuencias importantes en la clasificación final, por lo que el equipo debe enfocarse en no dejar ningún detalle al azar en las carreras que restan.
Para los aficionados, este episodio subraya la complejidad de la Fórmula 1 moderna, donde la diferencia entre la gloria y la decepción puede estar en un milímetro de madera desgastada. Los equipos deberán aprender de lo sucedido en Las Vegas y adaptarse aún más rápido al entorno tan cambiante y exigente que plantea este deporte. Lo que está claro es que la Fórmula 1 siempre consigue ofrecer historias llenas de drama y lecciones técnicas, tanto dentro como fuera de la pista.