En el siempre desafiante Gran Premio de la Ciudad de México, Aston Martin vivió una tarde llena de obstáculos, dejando claro que la icónica pista del Autódromo Hermanos Rodríguez pone a prueba hasta a los pilotos y equipos más experimentados de la grilla. Fernando Alonso y Lance Stroll, quienes partían con la esperanza de recuperar impulso tras varias carreras complicadas, se encontraron con dificultades que limitaron seriamente su potencial en territorio mexicano.
Desde el inicio del fin de semana, la escudería británica mostró pocas señales de poder pelear entre los diez primeros. Alonso, acostumbrado a extraer el máximo del monoplaza aun en circunstancias adversas, reportó problemas de rendimiento en la sesión de clasificación, quedando fuera de la Q3 y anticipando una carrera cuesta arriba. Por otro lado, Stroll tampoco logró encontrar el ritmo necesario, sumándose a la jornada difícil del equipo verde.
El domingo, las dificultades técnicas y estratégicas se hicieron evidentes. Alonso se vio obligado a gestionar problemas de agarre y degradación desde las primeras vueltas, operando constantemente al límite para mantener el AMR23 en pista y evitar perder contacto con el grupo medio. El español nunca estuvo en condiciones de luchar por los puntos, una situación inusual dadas sus habilidades defensivas y su experiencia en gestionar neumáticos.
Stroll, por su parte, enfrentó una carrera aún más complicada. El canadiense se vio involucrado en incidentes en la salida y luchó con la falta de ritmo, producto de un monoplaza que no supo adaptarse al exigente asfalto mexicano. La ausencia de avances significativos durante los dos stints y un ritmo que quedó por debajo de lo esperado pusieron de manifiesto las actuales limitaciones de Aston Martin en circuitos donde la gestión de la temperatura y el equilibrio aerodinámico son determinantes.
El propio Alonso, una vez finalizada la carrera, reflejó frustración pero también realismo en sus declaraciones, reconociendo que la falta de rendimiento no es nueva para el equipo en los últimos grandes premios de la temporada. “Ha sido una carrera difícil para todos nosotros. No pudimos encontrar el set up ideal y nunca conseguimos el ritmo necesario para luchar en la zona de puntos. Solo nos toca analizar los datos y centrarnos en las próximas citas”, señalaba el bicampeón del mundo.
Más allá de los resultados, el Gran Premio de México dejó valiosas lecciones para Aston Martin. Ha quedado claro que, para volver a la competitividad mostrada a principios de año, el equipo necesita encontrar respuestas urgentes a los problemas de degradación y mejora del ritmo de carrera. La competencia en la zona media se ha intensificado y cada pequeño detalle puede marcar la diferencia entre sumar o quedarse fuera.
Lo cierto es que, con el calendario avanzando imparablemente hacia su desenlace, el margen de error se reduce y equipos como Aston Martin deben optimizar hasta el más mínimo aspecto para aspirar a resultados destacados. Los aficionados esperan con expectación ver cómo reaccionarán Alonso y Stroll en los próximos circuitos, sabiendo que la resiliencia y la capacidad de adaptación serán claves para cerrar la temporada con broche de oro.
