El circuito urbano de Bakú se ha convertido en uno de los escenarios más impredecibles del calendario de Fórmula 1, y la segunda sesión de entrenamientos libres del Gran Premio de Azerbaiyán 2025 no ha decepcionado a los fanáticos. Las escuderías han aprovechado estos sesenta minutos para afinar las configuraciones de sus monoplazas en un trazado que combina largas rectas, curvas técnicas y un asfalto notoriamente resbaladizo. La lucha por encontrar el equilibrio ideal entre carga aerodinámica y velocidad punta ha sido el principal desafío para ingenieros y pilotos, algo evidente en la intensidad de la actividad sobre el asfalto.
Como era de esperar, los equipos líderes han encabezado la tabla de tiempos, pero la diferencia entre los principales contendientes ha sido mínima. Red Bull, Ferrari y Mercedes han rodado con programas similares, dedicando la primera parte de la sesión a simulaciones de clasificación con neumáticos blandos y la segunda a tandas largas pensando en la carrera. A pesar del dominio puntual de algunos, el rendimiento ha sido reñido y varios pilotos han rozado los muros, dejando claro que cualquier error puede pagarse caro en Bakú.
Destacó especialmente la actuación de los jóvenes talentos que buscan consolidarse en la parrilla. Lando Norris y Charles Leclerc aprovecharon cada giro para mostrar su potencial, manteniendo un ritmo competitivo y poniendo presión sobre los favoritos. Por su parte, Sergio Pérez volvió a demostrar por qué es considerado "El Rey de las Calles", moviéndose con soltura entre el tráfico y marcando tiempos sólidos que le auguran un papel protagonista en la clasificación del sábado.
Los incidentes no se hicieron esperar, con varias salidas de pista que obligaron a los comisarios a ondear banderas amarillas y a los mecánicos a emplearse a fondo en los garajes. El angosto sector del casco antiguo volvió a ser el epicentro de los sustos, especialmente en la famosa curva 8, donde una ligera pasada de frenada puede terminar en contacto con las barreras. Este factor ha provocado que algunos equipos optaran por rodar menos en esta fase, reservando neumáticos y minimizando riesgos de cara al resto del fin de semana.
La gestión de los neumáticos será otra de las claves este año; las temperaturas elevadas y la abrasión del asfalto están causando cierto graining, sobre todo en el compuesto medio. Esto obliga a los estrategas a planificar meticulosamente las paradas en boxes y a los pilotos a dosificar el ritmo para evitar la degradación prematura. Además, la amenaza constante del coche de seguridad —presente en la mayoría de ediciones celebradas en Bakú— promete añadir aún más incertidumbre en la carrera.
En cuanto a la zona media, sobresalieron los avances de Alpine y Aston Martin. Ambas escuderías mostraron un progreso notable tras unas semanas complicadas, logrando colarse entre los diez primeros en determinados momentos de la sesión. El español Fernando Alonso, siempre efectivo en este tipo de trazados urbanos, cosechó ovaciones al realizar adelantamientos precisos y exprimir el máximo rendimiento de su monoplaza. No obstante, la igualdad es tal que cualquier detalle puede marcar la diferencia en la parrilla de salida.
Las expectativas para la clasificación son altísimas y, como han demostrado los entrenamientos, los márgenes entre los equipos son mínimos. Cualquier despiste en la vuelta rápida puede suponer caer varios puestos, por lo que la presión estará en su punto más alto. Los aficionados sueñan ya con una sesión caótica y emocionante, donde la pericia de los pilotos y las estrategias arriesgadas decidirán los protagonistas de la pole position.
Bakú nos tiene acostumbrados a sorpresas y esta edición parece seguir ese mismo guion. Con la promesa de adelantamientos espectaculares, muros traicioneros y estrategias audaces, el Gran Premio de Azerbaiyán se perfila una vez más como uno de los fines de semana más emocionantes de la temporada. Los equipos y aficionados no pueden permitirse pestañear: la batalla por la victoria está más abierta que nunca.
