La Fórmula 1 siempre ha sido una batalla de ingenio, talento y, sobre todo, estrategia. Con cada Gran Premio surgen nuevos desafíos que obligan a los equipos y pilotos a replantear sus tácticas sobre la marcha. El Gran Premio de Azerbaiyán en Bakú, con sus largas rectas y reviradas zonas urbanas, no es la excepción. Este año, el debate gira en torno a la utilización del neumático blando de Pirelli, una opción tentadora a simple vista pero que podría convertirse en un riesgo inesperado para quienes decidan apostar por él.
En teoría, los compuestos más blandos ofrecen un nivel de agarre superior, algo fundamental en un circuito que premia tanto la velocidad punta como la tracción en sus lentas chicanas. Sin embargo, el asfalto liso y las altas temperaturas típicas de Bakú suelen acelerar el desgaste de los neumáticos más suaves, complicando la vida de los ingenieros, estrategas y pilotos. Muchos expertos creen que, paradójicamente, el compuesto blando podría no ser la mejor elección para la carrera ni incluso para la sesión de clasificación.
Uno de los mayores desafíos que enfrentan los equipos en Azerbaiyán es el desgaste térmico y el “graining”, un fenómeno en el que partículas de goma se desprenden y se adhieren de nuevo a la superficie del neumático, creando un efecto de “granulado” que reduce sustancialmente la adherencia. Este problema podría acelerarse con los neumáticos blandos, obligando a los pilotos a disminuir el ritmo o incluso precipitando una parada en boxes temprana e indeseada.

Además, Bakú es conocido por ser impredecible: las barreras están siempre cerca y el más mínimo error puede arruinar una estrategia cuidadosamente planificada. Incluso durante las sesiones de libres, varios equipos han reportado dificultades para mantener el control de temperatura de los neumáticos. Esto ha llevado a varios directores técnicos a considerar la posibilidad de apostar por el neumático medio como opción predilecta, ya que aporta un mejor equilibrio entre durabilidad y rendimiento de carrera.
La presión sobre Pirelli también ha crecido, ya que la marca italiana se enfrenta a críticas cada vez más frecuentes por la reducida ventana de funcionamiento óptimo de sus compuestos más blandos. Si en años anteriores la banda de temperatura era un poco más tolerante, ahora las diferencias se han acentuado, forzando a los equipos a maniobrar con extrema precisión para no caer en un abismo de pérdida repentina de rendimiento.
Durante las simulaciones de carrera, varios pilotos han comentado “por radio” la rápida caída de prestaciones del compuesto blando después de pocas vueltas. Esto podría convertir las primeras curvas después de boxes en un auténtico campo minado, especialmente si se combina con una pista repleta de suciedad o restos de goma marcada durante las frenadas. De este modo, los equipos evaluarán cuidadosamente cada giro en la pista antes de comprometerse con una estrategia arriesgada basada en el blando.
No sería extraño ver equipos de punta como Red Bull, Ferrari o Mercedes reservando el blando únicamente para vueltas rápidas en clasificación, y apostando todo al compuesto medio para el stint principal de la carrera. Otros, como Alpine, Aston Martin o McLaren, podrían intentar una jugada diferente si la situación lo requiere, pero el consenso general es que el riesgo supera a la recompensa en un fin de semana tan imprevisible como el de Bakú.
En conclusión, la estrategia de neumáticos en el GP de Azerbaiyán será un factor tanto o más determinante que el propio ritmo de los coches. La capacidad de analizar datos en tiempo real y tomar decisiones valientes será esencial para triunfar en las calles de Bakú. Los aficionados pueden esperar una carrera llena de giros inesperados, donde la elección del neumático podría marcar la diferencia entre el podio y el olvido. ¡Bakú nunca defrauda!