El Gran Premio de Las Vegas de Fórmula 1 ha sido testigo de una inesperada polémica que podría alterar radicalmente los resultados finales. Los pilotos de McLaren, Lando Norris y Oscar Piastri, se encuentran bajo la amenaza de descalificación debido al desgaste excesivo de la plancha de sus monoplazas, un elemento esencial en la regulación técnica de la categoría. Este incidente ha encendido el debate sobre los ajustes de los equipos en pistas urbanas y el siempre delicado equilibrio entre rendimiento y cumplimiento normativo.
La plancha de madera, situada en la parte inferior de los autos de F1, se implementó originalmente en la década de los 90 para limitar la altura mínima de los monoplazas respecto al asfalto, evitando excesivo contacto que pueda derivar en ventajas aerodinámicas irregulares o situaciones peligrosas. La normativa de la FIA establece un grosor mínimo que no puede reducirse, Bajo amenaza de duras sanciones, incluida, como es el caso, la descalificación. En el circuito urbano de Las Vegas, donde las velocidades y los cambios de superficie exigen configuraciones extremas, surge el riesgo de que este elemento sufra mayor desgaste de lo habitual.
Durante las revisiones post-carrera, los comisarios técnicos detectaron que las planchas de los autos de Norris y Piastri presentaban desgaste más allá del límite permitido. Esto ha motivado una investigación formal, cuyos resultados podrían impactar en la lucha por el campeonato de constructores y también modificar el podio y la zona de puntos. McLaren ha manifestado su disposición a colaborar, pero todo depende ahora del criterio de los comisarios de la FIA.
Cabe recordar que no es la primera vez que ocurre una situación similar en la Fórmula 1. La rigurosidad de la FIA en el control del desgaste de la plancha ha dejado fuera de juego en otras ocasiones a importantes figuras del deporte. Uno de los casos más recordados sucedió en 1994 cuando Michael Schumacher fue descalificado en el GP de Bélgica. Desde entonces, los equipos extreman precauciones, pero los trazados urbanos como el de Las Vegas presentan retos únicos debido a baches, cambios de nivel y vibraciones que aumentan el peligro de desgaste excesivo.
El equipo McLaren, por su parte, ha argumentado que el asfalto nuevo y todavía poco asfaltado de Las Vegas, junto con las bajas temperaturas nocturnas, afectaron la gestión de la altura de sus monoplazas. La intención de ganar velocidad en las rectas llevó a los ingenieros a buscar el límite en la configuración, una apuesta que ahora pende de un hilo. Pese a que la maniobra es comprensible desde el punto de vista de la ingeniería, la realidad es que el reglamento es tajante: cualquier desgaste por debajo del mínimo permitido conduce inevitablemente a la descalificación, sin espacio para apreciaciones subjetivas.
Para los fanáticos de la F1, esta situación representa un claro ejemplo de la presión bajo la que operan los equipos, buscando el filo de la legalidad en pos de la máxima competitividad. Las sanciones técnicas recuerdan que el éxito en la Fórmula 1 no es sólo cuestión de velocidad en pista, sino también de precisión milimétrica en la interpretación del reglamento. Si la FIA confirma la infracción, los rivales directos de McLaren en la lucha por los puntos podrían verse beneficiados, reconfigurando tanto el campeonato de pilotos como el de equipos.
En definitiva, la posible descalificación de Norris y Piastri añade un capítulo inesperado y polémico al regreso de la máxima categoría al emblemático strip de Las Vegas. Más allá de los resultados en pista, el cumplimiento del reglamento es un recordatorio constante de que la Fórmula 1 es una batalla tanto de ingenio como de talento al volante. Los próximos días serán decisivos y, una vez más, el drama técnico se cuela como actor principal en el espectáculo del automovilismo mundial. Seguiremos atentos a las decisiones finales de la FIA y sus posibles repercusiones en el desenlace de la temporada.
