El Gran Premio de Catar ha dejado mucho más que emociones en pista y grandes actuaciones de pilotos como Max Verstappen. Una de las conversaciones más intensas entre los equipos de la parrilla gira en torno a una decisión estratégica tomada por McLaren durante la sesión de calificación. El equipo de Woking desató sorpresa y debate en el paddock al abordar la Q1 de una manera poco convencional, algo que no pasó desapercibido ante los ojos de sus rivales.
Mientras la mayoría de las escuderías optaban por usar un juego de neumáticos blandos frescos en la primera ronda clasificatoria, McLaren eligió un camino alternativo: prefirió conservar compuestos nuevos para las fases finales de la sesión, mandando a Lando Norris y Oscar Piastri a pista con neumáticos usados en la Q1. Este movimiento, arriesgado sin duda, hizo que ambos pilotos pasaran a la Q2 al límite, con menos margen de seguridad del habitual.
La apuesta fue simplemente audaz. Algunos expertos señalaban que la degradación en el circuito de Losail era impredecible y que un error estratégico podría costar caro. Y no fueron sólo los analistas quienes levantaron las cejas ante la táctica; varios directores de equipo y pilotos mencionaron que la “jugada” de McLaren podría haber terminado dejando fuera a sus coches en la primera ronda, lo que habría sido un desastre teniendo en cuenta el ritmo mostrado por Norris y Piastri en los entrenamientos libres.
Sin embargo, el equipo británico tenía sus razones. Buscaban maximizar sus posibilidades en las decisivas Q2 y Q3, donde la diferencia entre un neumático blando nuevo y uno usado puede marcar el paso desde la segunda a la primera fila de la parrilla. En palabras de un ingeniero de McLaren, la gestión de neumáticos se ha convertido en un arte complejo en 2024, especialmente bajo las nuevas regulaciones que limitan los compuestos disponibles durante el fin de semana.
El director de estrategia del equipo explicó que barajaron múltiples simulaciones de tiempos y degradación. El análisis mostraba que el riesgo de no avanzar era bajo, aunque no nulo, y la recompensa de guardar un set extra de blandos nuevos superaba el peligro de una potencial eliminación temprana. Esta calculada apuesta reflejó la confianza de McLaren tanto en sus simulaciones como en la capacidad de sus pilotos para sacar el máximo rendimiento incluso con gomas ya usadas.
Las reacciones de los rivales no se hicieron esperar. Algunos como Mercedes y Ferrari declararon que nunca podrían permitirse ese riesgo, especialmente teniendo en cuenta lo apretada que está la lucha por los puestos delanteros. En cambio, otros equipos medianos reconocieron cierta admiración por la valentía de McLaren, subrayando que a veces la diferencia entre éxito y fracaso depende del temple para tomar decisiones fuera del “manual”.
Desde la perspectiva de los aficionados, este tipo de movimientos dota a la F1 de un atractivo adicional. No todo depende del monoplaza más rápido; la estrategia, las predicciones meteorológicas y la gestión de neumáticos se entrelazan para crear un espectáculo aún más impredecible. Los equipos punteros siguen empujando los límites no sólo de la ingeniería, sino también de la toma de decisiones en tiempo real.
Mirando hacia adelante, la “apuesta McLaren” podría inspirar nuevos enfoques en los GP venideros, obligando a otros equipos a estudiar aún más a fondo las simulaciones y a confiar, a veces, en el instinto de sus ingenieros y pilotos. En una temporada donde cada milésima cuenta, la gestión estratégica de los recursos disponibles podría ser, una vez más, la clave para dar el golpe en el momento decisivo.