La Fórmula 1 siempre ha estado marcada por la tensión constante entre la seguridad y la acción. Uno de los temas más comentados tras el Gran Premio de México fue el incidente protagonizado por Liam Lawson, el piloto de reserva de Red Bull, cuando en una situación de Safety Car tuvo un inusual y peligroso encuentro con un comisario de pista. El debate se encendió rápidamente en las redes sociales y en el paddock, pero la Federación Internacional del Automóvil (FIA) finalmente ha aclarado la situación, dejando en claro que Lawson no fue responsable de lo ocurrido.
El episodio sucedió durante las primeras vueltas del Gran Premio en el Autódromo Hermanos Rodríguez. Tras un accidente que dejó restos en la pista, la dirección de carrera desplegó el Safety Car para permitir el acceso seguro de los comisarios, quienes debían limpiar los fragmentos y garantizar la seguridad de los pilotos. Fue entonces cuando, inesperadamente, Lawson se encontró cara a cara con un comisario en plena recta de meta, provocando momentos de alarma tanto para el piloto como para los aficionados presentes y los televidentes alrededor del mundo.
Las imágenes no tardaron en viralizarse y muchos se preguntaron si el piloto había ignorado las señales del Safety Car, poniendo en riesgo la integridad del comisario. Sin embargo, tras una investigación exhaustiva, la FIA determinó que Lawson cumplió en todo momento con los procedimientos establecidos. El ente rector de la Fórmula 1 subrayó que la comunicación general entre la dirección de carrera y los comisarios a pie de pista fue la causa principal del casi accidente, exonerando al piloto neozelandés de cualquier responsabilidad y centrando el análisis en la mejora de los protocolos internos.
Según las explicaciones técnicas ofrecidas por la FIA, desde el centro de control se dio la orden de permitir la entrada de los comisarios con la creencia de que todos los monoplazas, salvo el coche líder, estaban agrupados detrás del Safety Car. Sin embargo, Lawson había quedado momentáneamente rezagado debido a una parada inesperada y circulaba a velocidad reducida para alcanzar el pelotón. Esto provocó que, justo cuando los comisarios pisaron el asfalto, el monoplaza de AlphaTauri aún no había pasado por ese sector, generando una situación de riesgo que, por fortuna, no tuvo consecuencias graves.
Este tipo de incidentes ponen de manifiesto la complejidad logística de la Fórmula 1 moderna y el papel fundamental que juegan tanto la tecnología como la comunicación entre todos los actores involucrados. Para evitar que situaciones similares se repitan, la FIA ya ha anunciado revisiones en el sistema de mensajes entre la dirección de carrera y los equipos de pista, apostando por una sincronización aún mayor y una actualización constante de información sobre la localización exacta de los monoplazas en tiempo real.
Liam Lawson, por su parte, demostró en todo momento una reacción ejemplar, reduciendo la velocidad al máximo y evadiendo al comisario sin daños ni para el humano ni para el coche. Su temple ha sido valorado por otros pilotos y por personalidades como el ex piloto Mark Webber, quien hizo hincapié en la importancia de la calma y la concentración en este tipo de momentos de máxima tensión.
Más allá del sobresalto, la situación abre el debate sobre las condiciones laborales y de seguridad de los comisarios de pista, figuras muchas veces anónimas cuya labor es esencial durante los fines de semana de Gran Premio. Tras cada suceso de este tipo, la Fórmula 1 se reinventa, aprendiendo de cada detalle para ofrecer a pilotos, aficionados y personal la máxima seguridad posible en la cumbre del automovilismo.