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¡Descubre los secretos que usaron los equipos F1 en Las Vegas!

¡Descubre los secretos que usaron los equipos F1 en Las Vegas!

Equipo FansBRANDS® |

El Gran Premio de Las Vegas se ha consolidado como uno de los eventos más esperados y espectaculares del calendario de Fórmula 1. Más allá del glamour de la ciudad y la extravagancia del circuito urbano, las condiciones únicas de Las Vegas plantean desafíos tecnológicos y estratégicos completamente distintos a los habituales en la temporada. Este año, ingenieros y pilotos tuvieron que adaptarse a una combinación de factores que rara vez se ven en el campeonato: bajas temperaturas nocturnas, un asfalto relativamente nuevo y superficies especialmente resbaladizas.

Desde los primeros entrenamientos libres quedó claro que el agarre sería una de las principales preocupaciones para todos los equipos. Mientras que en circuitos urbanos clásicos como Mónaco o Singapur, la temperatura y la calidad del asfalto suelen estabilizar el ritmo durante el fin de semana, en Las Vegas los equipos se enfrentaron a una superficie que aún no había alcanzado su punto óptimo de engomado. Las temperaturas cayendo por debajo de los 10°C durante la noche dificultaron el calentamiento de los neumáticos, haciendo que la ventana operativa para la mejor puesta a punto fuera extremadamente estrecha.

Red Bull, Mercedes y Ferrari debieron rediseñar parte de sus estrategias habituales. En lugar de priorizar las configuraciones de máxima carga aerodinámica –típicas de circuitos urbanos–, optaron por setups más mixtos que equilibraban la velocidad en recta (fundamental en el Strip de Las Vegas, con más de dos kilómetros) y la capacidad de tracción a la salida de curvas lentas. Las simulaciones se convirtieron en la herramienta clave: cada cambio sutil en las presiones o el camber de los neumáticos podía marcar la diferencia entre un stint competitivo y uno con una rápida degradación.

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Uno de los aspectos más fascinantes del Gran Premio fue cómo la gestión térmica de los neumáticos se convirtió en arte y ciencia. Equipos como McLaren y Aston Martin apostaron por secuencias de vueltas rápidas alternadas con laps más lentos para intentar mantener la temperatura en la ventana ideal. No se trataba solo de velocidad, sino de delicadeza en el trato del acelerador y los frenos, dos elementos que determinaban lo fácil o difícil que resultaba llevar los neumáticos a su punto de trabajo. Esto supuso un gran desafío para los pilotos, quienes debieron ajustar su estilo de pilotaje constantemente.

Otra variable crítica fue la evolución extrema de la pista. Al tratarse de una superficie nueva y poco utilizada en condiciones de competición, el grip cambió drásticamente entre la primera y la última sesión del fin de semana. Los equipos necesitaron recopilar y analizar datos en tiempo real como nunca antes, reconfigurando la altura de los monopostos y la estrategia de calentamiento de neumáticos cuando el asfalto empezó a mostrar signos de mejoría. El uso de sensores en los alerones y suspensiones permitió monitorizar cada milímetro de contacto con la pista.

Por supuesto, las bajas temperaturas jugaron a favor y en contra dependiendo del fabricante de neumáticos y del compuesto elegido. Pirelli, proveedor único, debió ajustar sus recomendaciones, mientras que algunos equipos, como Alfa Romeo, encontraron mejor balance con compuestos más duros de lo esperado. La diversidad en estrategias permitió ver pilotos que hacían stints iniciales largos y otros optando por cambios tempranos, buscando siempre colocar sus coches en la franja de temperatura y grip óptima.

En resumen, el Gran Premio de Las Vegas demostró que la Fórmula 1 es mucho más que velocidad pura: es un laboratorio rodante de desarrollo tecnológico y toma de decisiones bajo presión. Los ingenieros y pilotos se ven forzados a innovar y repensar cada aspecto del coche y de la conducción, especialmente cuando el entorno rompe todos los esquemas. Los aficionados vivieron un espectáculo emocionante donde, una vez más, la adaptabilidad, la gestión precisa de los recursos y la inteligencia estratégica marcaron la diferencia entre ganar y perder. No hay duda: Las Vegas ya se ha ganado su sitio como una de las citas más exigentes y apasionantes del año para los verdaderos amantes de la Fórmula 1.