La Fórmula 1, siempre en constante evolución, se encuentra nuevamente ante un desafío técnico relacionado con el Drag Reduction System (DRS) de cara a la temporada 2025. Equipos, ingenieros y aficionados han comenzado a debatir sobre el impacto de los nuevos reglamentos aerodinámicos que, según las simulaciones y pronósticos actuales, podrían reducir significativamente la efectividad de este dispositivo en circuitos emblemáticos como Monza y Bakú.
El DRS fue introducido en 2011 para facilitar los adelantamientos en los monoplazas modernos, afectando principalmente las rectas más largas y permitiendo un espectáculo más dinámico. Sin embargo, con las nuevas reglas técnicas en el horizonte —que buscan simplificar la aerodinámica y reducir el "aire sucio" detrás de los coches—, su funcionamiento podría verse comprometido, poniendo en jaque una de las herramientas favoritas tanto de pilotos como de espectadores.
Según las primeras simulaciones realizadas por los equipos, el DRS perdería notablemente su eficacia en las rectas más imponentes del calendario. De particular preocupación son trazados como Monza —conocido como el Templo de la Velocidad— y Bakú, que presume una de las rectas más largas del campeonato. Los ingenieros advierten que, en estos escenarios, la reducción de arrastre otorgada por el DRS sería insuficiente para marcar una diferencia significativa en los adelantamientos, restando emoción a las carreras en estos circuitos históricos.

En términos técnicos, la próxima generación de autos 2025 apunta a una reducción general del "wake" aerodinámico, es decir, la turbulencia generada detrás del coche, para facilitar que los competidores puedan seguirse más de cerca sin perder carga aerodinámica. Si bien esto solucionaría parte del problema de los adelantamientos, la reducción de la diferencia de velocidades con DRS abierto podría transformar totalmente la manera en que se planifican las estrategias y se ejecutan las luchas en pista.
Frédéric Vasseur, jefe del equipo Ferrari, reconoció recientemente que esta transición podría obligar a la FIA a estudiar nuevas soluciones para mantener vivas las batallas rueda a rueda: "Estamos en conversaciones para encontrar la mejor alternativa, ya que adelantar es crucial para el espectáculo y la esencia de la F1. Si el DRS pierde impacto, habrá que buscar un nuevo enfoque". Por su parte, otros directivos de equipos sugieren que la FIA podría ajustar la longitud de las zonas DRS o incluso introducir dispositivos adicionales de ayuda al adelantamiento, aunque aún es pronto para descartar por completo la herramienta actual.
Es indudable que los cambios previstos suponen un nuevo reto para pilotos y diseñadores. Habrá que equilibrar el deseo de carreras más justas y cerradas con la necesidad de mantener la emoción que el DRS ha entregado en la última década. Algunos aficionados argumentan que la reducción del DRS devolvería más protagonismo a la habilidad natural del piloto, mientras otros temen que las carreras se tornen menos espectaculares, con menos adelantamientos y más monótonas en circuitos de baja degradación y alta velocidad.
La temporada 2025 se perfila como un punto de inflexión. La tecnología del DRS, que transformó radicalmente las carreras desde su implementación, necesitará adaptarse a la nueva era o ceder paso a innovaciones que aseguren el espectáculo y la competitividad. El pulso entre el arte de la ingeniería, las regulaciones y la pasión de los fans está más vivo que nunca. La Fórmula 1, sin duda, sabrá reinventarse y seguir cautivando a millones de seguidores alrededor del mundo.