El Gran Premio de Austria de Fórmula 1 ha concluido con un aroma de lo que pudo haber sido para McLaren, un equipo que ha resurgido como candidato serio en la lucha por los primeros puestos. Si bien Lando Norris cruzó la meta en quinta posición tras una batalla intensa, la pregunta persiste: ¿podía McLaren haber aspirado a más en Spielberg? Analizando la carrera, la estrategia y el rendimiento de los monoplazas papaya, podemos obtener claves valiosas sobre el margen de mejora del equipo de Woking.
Desde los primeros entrenamientos libres, quedó claro que McLaren tenía ritmo de carrera para desafiar tanto a Red Bull como a Mercedes. Sin embargo, el circuito Red Bull Ring es particularmente exigente en materia de degradación de neumáticos y gestión de estrategias, dos factores que jugaron un papel crucial este fin de semana. Mientras otros equipos optaron por dividir estrategias para adaptarse al cambiante panorama, McLaren se mantuvo firme en sus decisiones, para bien o para mal.
Uno de los momentos clave llegó con la batalla estratégica en torno a la segunda parada en boxes. Norris y sus ingenieros apostaron por un undercut anticipado para intentar saltar delante de George Russell, aunque esa táctica implicaba un costoso stint final con gomas más viejas. El resultado fue que Norris acabó perdiendo ritmo al final, siendo superado no solo por Russell, sino viendo amenazado su puesto por los Aston Martin y Ferrari en los minutos decisivos.
A pesar de la evidente decepción en el muro de McLaren, hay aspectos positivos que destacar. El ritmo puro del coche es incuestionable, confirmando que el paquete de actualizaciones introducido en carreras anteriores ha consolidado a Norris y Piastri como contendientes habituales del top 5. Oscar Piastri, en particular, logró realizar una carrera sólida recuperando posiciones y demostrando la creciente confianza del rookie australiano.
La degradación de los neumáticos fue uno de los retos principales que McLaren no supo gestionar tan eficazmente como sus rivales. Mientras que Verstappen aparentemente podía exprimir su Red Bull durante más vueltas sin perder ritmo, los McLaren comenzaron a sufrir con el graining en la parte final de cada stint, obligando a una gestión más conservadora y perdiendo así la oportunidad de luchar mano a mano por el podio.
La comunicación por radio entre Norris y su ingeniero dejó entrever cierto nivel de frustración: "¿Realmente era este el mejor momento para parar?" preguntaba el piloto británico en pleno stint, reflejando la incertidumbre ante una estrategia que, de haberse ejecutado mínimamente diferente, podría haberle permitido atacar a Russell en vez de defenderse de sus perseguidores.
No obstante, los avances de McLaren no pueden subestimarse. El equipo inglés ha pasado de luchar por puntos a pelear por podios en cuestión de meses. El optimismo en la fábrica de Woking es palpable, especialmente ahora que la correlación entre el simulador y lo que ocurre en pista parece funcionar con una precisión envidiable. McLaren ha demostrado que está listo para capitalizar cualquier error de sus rivales, y con un Norris motivado y un Piastri en crecimiento, la temporada promete más sorpresas.
De cara a las próximas carreras, la atención se centrará en si McLaren puede afinar sus estrategias en tiempo real y si puede mantener la consistencia en circuitos de características muy distintas, como Silverstone o Hungría. Lo cierto es que el equipo papaya se encuentra en la agenda de todos sus oponentes— y los aficionados ya ansían la próxima batalla en la cima de la parrilla.
